Un ataque de indignación levantó al Madrid, dio aire a Pellegrini y puso a Higuaín en el camino de la titularidad por enésima vez. Esta fue la secuencia: Mateu echó injustamente a Albiol con el partido igualado, el Madrid enfureció de la mejor manera posible y el argentino marcó dos goles, estrelló un balón en el palo y puso en solfa el escalafón de delanteros. Eso sí, partiendo desde una banda, terreno minado en la fórmula Pellegrini. Desde el centro, en la primera mitad, había sido un cero a la izquierda. El partido dejó también un cambio a mejor en la actitud de Benzema y en el empuje de Kaká y una vuelta a la blandura del Getafe. En medio del alboroto madridista, del alcorconazo, de la peineta de Guti, del fútbol sin alas de Pellegrini y del amargo llanto por el caído Cristiano, asomó un árbitro con sed de cámara, Mateu Lahoz, para confundir aún más el escenario. Había pasado casi media hora de partido. El Madrid había confesado su vergüenza con un punto más de intensidad en el jue...
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