Este partido era una molestia gigante para el Real Madrid. A partir de ese hecho innegable y de las reflexiones de cada temporada sobre el calendario ACB, del equipo de Molin no se puede decir nada bueno que no sea que sumó la victoria y que tuvo en ráfagas del segundo tiempo el mínimo exigible de espíritu. Ganó tras ir siempre a remolque y ganó porque Llull anotó en penetración y en el siguiente ataque y con menos de dos segundos los árbitros miraron para otro lado ante una falta personal (de tiro) de Felipe Reyes. Las protestas de Gran Canaria se fueron al limbo y esa acción resultó definitiva en un partido arbitrado con un tono general muy casero y en el que el Real Madrid debería explicar cómo sufrió tanto como local y tirando 28 tiros libres por los 9 de Gran Canaria. El equipo de Pedro Martínez jugó más de siete minutos en bonus en el último cuarto y aún así el Real Madrid fue incapaz de imponerse sin recurrir al último segundo, al infarto de miocardio, a la moneda al aire. De...
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