
El Santiago Bernabéu se preparaba para un duelo histórico y el encuentro no defraudó a nadie. Los goles de Sneijder e Higuaín ponían en clara ventaja a los locales pero el posterior tanto de Etxeberria unido a la injusta pena máxima que se encargó de transformar Iraola al borde del descanso contrarrestaron la inicial ventaja local. Ya en el segundo acto Higuaín, bigoleador de la noche, volvió a dar la victoria a un equipo que lleva más de medio año sin conocer la derrota en casa y que ya se encuentra a un punto del liderato.
El fútbol volvía al Santiago Bernabéu, el estadio más concurrido del fútbol europeo. Y lo hacía de la mejor manera, con un choque entre dos históricos del fútbol español. La visita del Athletic de Bilbao rememoraba viejos duelos entre ambos contendientes y el partido hizo honor a los méritos contraídos por ambos conjuntos a lo largo de su exitosa vida deportiva.
Bernd Schuster planteaba, quizá basándose en el amparo de su público, una eminente alineación ofensiva. Robben volvía a la titularidad. Van der Vaart y Sneijder acompañaban a Gago en la medular. Heinze dejaba el franco izquierdo a Marcelo para acompañar a Pepe en el centro de la zaga. Salgado ocupaba el lugar de Ramos en el lateral diestro e Higuaín y Raúl se mostraban como los futbolistas más adelantados merced a la sanción del holandés Van Nistelrooy.
Ya en los primeros compases del encuentro se presagiaba el dominio local. El Real Madrid salía a morder basándose en el dominio del esférico como mejor arma. Sneijder daba el primer aviso a Gorka Iraoz desde cincuenta metros cuando no se llevaban transcurridos ni dos minutos de juego. Su lanzamiento se marchó ajustado sembrando la duda en el cancerbero visitante. Los blancos seguían dominando y cinco minutos más tarde fue un error arbitral lo que evitó el primer gol local. Robben encontraba a Higuaín entre líneas y el argentino llevaba el balón a la red, pero el catalán Álvarez Izquierdo invalidaba la jugada por presunto e inexistente fuera de juego. El Athletic no se amedrentaba y el incisivo lateral zurdo Balenziaga se convertía en la principal baza ofensiva del conjunto vasco. Su centro desde la banda fue despejado por Salgado cuando Llorente esperaba la gloria en boca de gol.
Sneijder; principal referente ofensivo blanco
El partido parecía atascarse y el Real Madrid no encontraba el camino que llevaba a la portería defendida por Iraoz, hasta que Heinze buscó a Sneijder entre líneas. El holandés recibió y no perdonó en el mano a mano con un fabuloso remate cruzado con su pierna menos buena. No se había sobrepasado el primer cuarto de hora y los blancos ya tomaban ventaja en el marcador gracias al primer gol del tulipán en Liga, décimo con la camiseta del Real Madrid. El Athletic, lejos de amedrentarse, buscaba el empate con balones largos. Y a punto estuvo de conseguirlo cuando Llorente remató de cabeza un corner botado desde la derecha por Iraola. La prodigiosa intervención de Casillas evitó el empate, una medalla más en su currículum hacia un merecido balón de oro.
El Athletic empezaba a impacientarse y el Real Madrid, guiado por un portentoso Gago y un omnipresente Sneijder, resultaba dañino a la contra. Fue precisamente en una rápida transición cuando Sneijder estuvo a punto de hacer el segundo de la noche. Higuaín, intratable velocidad, arrancaba, se deshacía de su par y su posterior pase atrás encontraba, cómo no, a Sneijder. El remate del holandés fue repelido por el poste.
Los blancos ya habían encontrado el camino que conducía al gol e Higuaín trataba de refrendarlo tras una espectacular carrera en la que volvió a ganar en velocidad a su marca rematando posteriormente fuera una preciosa vaselina. Eran los mejores minutos del equipo blanco. Gago distribuía con criterio, Sneijder maneja el balón a sus anchas e Higuaín se convertía en un cacique del área. Buena prueba de ello fue el segundo tanto de la noche. Un prodigio de toque, desmarque, colocación y por su puesto precisión. Sneijder cede a Van der Vaart, éste busca a Raúl de espléndido taconazo, el capitán arrastra a su marca con una preciosa maniobra de distracción que Higuaín se encarga de hacer efectiva. Dos goles de distancia.
El encuentro, por tanto, se adecuaba a los intereses locales y los aficionados se preparaban para disfrutar del recital ofensivo blanco. Pero en una jugada rápida, confusa y embarullada se encargaba el Athletic de volver a llevar la incertidumbre al feudo blanco. Iraola se retorcía de dolor en el suelo mientras Etxeberria batía a Casillas en un mano a mano que venía precedido de una concatenación de rebotes. Esta jugada llevo la confusión al Real Madrid. El fútbol preciosita y efectivo mostrado hasta ahora daba paso a lo que buscaba el Athletic: imprecisión y juego directo. El descanso parecía inminente, hasta que el colegiado Álvarez Izquierdo se encargó de cambiar el guión del encuentro con un penalti tan injusto como inexistente sobre Llorente. Iraola se encargaba de transformarlo y el Bernabéu empezó a rugir espoleado por la actuación arbitral.
Higuaín; bigoleador de la noche
En los primeros compases del segundo acto se vio el Real Madrid que desarboló al Athletic en la primera media hora de juego. Higuaín daba el primer aviso con un disparo a la cruceta, Heinze volvía a intentarlo un minuto más tarde – de nuevo el larguero se interpuso en los intereses locales- e Higuaín hizo efectivo el refrán marcando a la tercera el, a la postre, tanto de la victoria. Gago recibía en el centro del campo, miraba la posición de su compatriota y con un pase magistral dejaba sólo ante Iraoz al bigoleador. Higuaín se encargó de hacer el resto marcando con precisión su quinto gol en Liga. Una circunstancia que le convierte en el máximo anotador de su equipo- Van Nistelrooy y Van der Vaart llevan cuatro-.
El partido no tuvo más historia. El Athletic se veía impotente y el Real Madrid buscaba ‘matar’ el encuentro a la contra. Quizá por eso dio entrada Schuster a Guti. El canterano se lesionó en Santander y reaparecía en casa para surtir de balones a sus compañeros. Amorebieta, con una brutal entrada sobre Raúl, veía el camino de los vestuarios y Diarra, por el contrario, aparecía en escena. Un último coletazo de Llorente estuvo a punto de poner en peligro el triunfo local pero el Bernabéu es inexpugnable. Los números hablan por sí solos: más de medio año sin conocer la derrota en casa. ¡Que pase el siguiente!...
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