El partido que cambiaba La Casilla por un Bizkaia Arena (sede de la Copa 2010) reunió a más de 10.000 espectadores que pudieron comprobar cómo se dinamitaban las distintas rachas que se cruzaban en la cancha. El Real Madrid, que llegaba después de romper una de 13 años sin ganar en Tel-Aviv, se dejó las dos que defendía: la de ocho triunfos consecutivos en el torneo doméstico y la que le convertía en pesadilla recurrente y único equipo (0-9) al que los bilbaínos no habían ganado desde su ascenso a la ACB. Iurbentia, además, vengó (88-81) la dolorosa derrota de la pasada campaña, que llegó de la mano de un tapón ilegal de Hervelle. Pese a las cuentas pendientes, el partido arrancó sin chispa, con los locales aclimatándose a un pabellón enorme y de apariencia más fría y los visitantes todavía, o eso parecía, con un pie en la batalla ante Maccabi en Euroliga. El inicio fue perezoso y el partido se mantuvo en una especie de calma chicha hasta el descanso, con mando local (40-37) por dos r...
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