Cambio de ciudad y de rumbo para la serie. El Real Madrid sigue vivo después de un triunfo (71-63) en el que amagó con destrozar a un rival por momentos caricaturesco pero en el que terminó sufriendo por sus propios pecados. Tras un inicio arrollador en ataque y defensa (hasta una máxima de 21 puntos, 33-12), el equipo de Plaza fue escandalosamente de más a menos ante un rival que fue de la nada a muy poco y que, con un partido impropio de su presupuesto y su plantilla, estuvo a punto de hacer saltar algunos corazones en Vistalegre en el último cuarto (59-53 a falta de cuatro minutos, 65-60 mucho más cerca del final). Un vuelco que hubiera sido incomprensible ante un rival limitado por los problemas musculares de Vujcic fue una amenaza durante algunos minutos porque Boroussis exhibió orgullo en la zona (17 puntos, 10 rebotes) y porque al equipo griego se le abrió el aro desde la distancia: de un 1/10 en triples en el primer teimpo pasó a un 7/22 total). Papaloukas, en un día para el ol...
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